Thursday, November 9, 2017

Práctica del español de la calle.


Con el video siguiente vamos a practicar la escucha del español corriente, de la calle. Para entrenar de forma correcta nuestras habilidades de escucha, tenemos que empezar a acostumbrarnos, poco a poco, a cómo suena el español del día a día: el tono, el ritmo, los giros, las expresiones, etc. 

https://www.youtube.com/watch?v=V9mrPpIcIFw

Escuchadlo tantas veces como sea necesario, ayudándoos primero con los subtítulos para, luego, ir abandonándolos en favor de la escucha directa.

Tuesday, November 7, 2017

Aprendemos para comunicarnos: Introducción.

Los seres humanos aprendimos a comunicarnos con las palabras justo en el momento que sentimos la necesidad de contarnos cosas que fueran más allá de los gestos no verbales, más allá de las acciones y de los gestos. Una idea compleja no podía expresarse con un gesto de la mano, con una simple mirada o con un rugido. Para comunicar ideas tenía que aparecer, necesariamente, la palabra, el lenguaje. Aparecieron los conceptos que almacenaban ideas que, a su vez, estaban relacionadas con todo tipo de acciones, objetos y pensamientos abstractos que no podían explicarse de otra forma.

El lenguaje empezó a dividirse en distintos contextos. Se creó vocabulario para la caza, para la pesca, para las distintas tareas del hogar, para emergencias, para la guerra, para la paz, para el amor y para la muerte, entre decenas de otras situaciones. Cada situación social requería su propio universo conceptual, sus frases precisas, sus expresiones. Para que el ser humano avanzara, como animal social que es, tenía que buscar una forma de conformar estos espacios conceptuales a su alrededor, para su adaptación en el medio.

La adquisición del languaje va estrechamente relacionado con la adquisición de la inteligencia y va paralelo al desarrollo de la consciencia y del pensamiento abstracto.

Durante decenas de miles de años, estuvimos hablando cientos (o quizá miles) de idiomas distintos sin ningún tipo de escritura. Todo tipo de sabiduría, desde las cosas más cotidianas hasta la memoria, las leyendas y las historias que pasaban de generación en generación, se plasmaban de forma oral. La mente es perfectamente capaz de aprender un idioma solamente escuchándolo y hablándolo, comunicándonos, y ayudándonos del rico y muchas veces olvidado lenguaje no-verbal.

Después de 50.000 años sin necesidad de ella, las primeras formas de escritura hicieron su aparición hace unos 5.000 años, y durante bastante tiempo solamente fue utilizada para las transacciones comerciales y para medir los terrenos, las parcelas y escribir los registros de propiedad. La escritura era simplemente una herramienta que había surgido como consecuencia del desarrollo de la agricultura y de la propiedad privada y del sedentarismo.

Todo este rápido repaso histórico nos viene de perlas para hacernos una pregunta.
¿Hemos cambiado mucho desde la prehistoria hasta nuestros días?

Para nada.

Aún seguimos construyendo lenguaje en contexto. Las palabras, por si solas, no son más que conceptos sin espacio ni tiempo, que flotan por ahí sin sentido. Necesitamos un espacio y un tiempo que nos ponga en una situación social concreta para así poder comunicar lo que queremos decir de forma inequívoca. En demasiadas ocasiones he observado cómo los cursos de idiomas se centran demasiado en dar listas interminables de vocabulario y ejercicios de gramática sin hacer que los alumnos se comuniquen entre ellos, utilizando dicho vocabulario y dicha gramática en su contexto adecuado. No vale de nada saberse las reglas del subjuntivo o palabras de español avanzado como "deambular" o "rememorar" si no sabemos utilizarlas cuando toca. Son simplemente verbos que están ahí, flotando en el vacío.

Así pues, creo que hay que redefinir toda la enseñanza de idiomas hacia el aprender a comunicarnos en contexto. Por ejemplo. ¿Cuáles son las frases necesarias para poder comunicarse durante una reunión informal en un restaurante? ¿Cuáles son las frases necesarias que hay que saber para una cita? ¿Y para una entrevista de trabajo? Una lengua está dividida por categorías que se engloban unas en otras, y no en palabras o frases sueltas, sin continuidad. No tiene sentido aprender a decir: "Hola. Cómo estás?", si no sabemos cómo contestar a la pregunta. Pero una vez tenemos el "Bien, gracias", tampoco tiene sentido quedarse ahí. Tenemos que aprender la situación social y a desenvolvernos en ella. ¿Es un desconocido? ¿Es un amigo? ¿Es de la familia? ¿Cómo puede desarrollarse esta comunicación? Pueden hablar del tiempo, del trabajo, de la familia, del futuro... Aprender un idioma es estar imaginándose situaciones conversacionales, y no aprenderse las frases como un loro. Frases que, muchas veces, no sirven para nada cuando estás en una situación real, no prevista.

Cuando he hablado de la importancia de aprender los idiomas de forma conversacional, centrándonos primero en la comunicación oral, no he querido restarle importancia a las actividades como leer y escribir. Para la adquisición de práctica con el idioma, y también para obtener conocimiento y estar más familiarizados con la cultura del idioma son muy importantes. Pero se suele dar demasiado énfasis a ellas en los libros de textos y en los cursos de idiomas, cuando, en realidad, son actividades suplementarias a lo que es más importante: la comunicación oral. Por eso creo que es esencial que en las aulas hagamos el esfuerzo, como profesores, de hacer que la clase se ponga a hablar en el idioma español lo más pronto posible.

Voy a poner un ejemplo.

Hace unos años decidí aprender japonés. Fuí a un curso de japonés, dónde, desde el primer momento, nos enseñaron a escribir los diferentes alfabetos. Hablar, casi nada. Cada clase era simplemente memorización de la escritura. Ejercicios de gramática para colocar bien los verbos y las partículas correspondientes, y, de paso, practicar escritura. Bien. En algunos meses, junto con trabajo por mi cuenta ya podía escribir y leer un poco de japonés. Lo básico, vaya. Los carácteres de origen chino eran lo más complicado, pero sabía leer unos cientos de ellos, los más fáciles. En definitiva, podía leer textos sencillos.

El año siguiente viajé a Japón.

Lo primero que recuerdo fue a la azafata del avión hablando japonés. Y ahí empezó el horror. No entendí absolutamente nada. Cero. Alguna partícula por aquí. Alguna palabra suelta por allá. Pero las frases se me escapaban completamente. Y eso me pasó durante todo el viaje, en todas las situaciones. Entendía algunas palabras, pero las frases se perdían en mi cabeza. No sabía combinar bien las palabras, no podía crear frases con sentido, el contexto se me perdía. El contexto.
Años más tarde he comprendido que entender el contexto de una situación social, hace que las posibilidades de entender la comunicación sean, como mínimo, un 50 % más altas que si no sabes de qué va la cosa. Gracias a esa mala experiencia comunicativa en Japón supe cómo tengo que enfocar mis clases y como no enfocarlas.

Con el idioma polaco ya empecé con otra mentalidad muy distinta.

Desde el principio me interesé por hablar con gente nativa, primero en inglés, haciéndoles saber que había empezado a estudiar su propio idioma. Luego, empecé a practicar con ellos frases simples sobre temas cotidianos. Para mejorar mi vocabulario, me puse a escuchar podcasts con vocabulario fácil, junto con una transcripción de las conversaciones que me ayudara a incorporar nuevas frases. Decidí que lo primero que tenía que hacer era acostumbrarme al sonido del idioma, más que a escribirlo o leerlo. Una vez empecé a familiarizarme con él, leerlo y escribirlo fue, paradójicamente, también más fácil. Cuanto más escuchas un idioma, con sus giros propios, sus acentos, su ritmo y sus particularidades, más fácil luego te resulta utilizarlo. Es muy importante al principio escuchar más que hablar. Pero, desde el minuto uno, hay que hablar. Hay que cometer errores, hay que preguntar por la traducción de las cosas que no sabes y pasarlo mal en algunas ocasiones en qué no puedes hacerte entender, pero así es como se aprende un idioma de verdad. Hay que perderle el miedo a comunicarnos en otros idiomas y, sobretodo, hay que perder el miedo a cometer errores. Gracias a ellos luego podemos mejorar.

Me puse, a propósito, en diferentes situaciones sociales en las cuales tenía que practicar el idioma y en las que tener que utilizar distintos grupos de frases relacionadas en su contexto. No vale de nada saber hablar solamente de un tema, a no ser que seas una persona sin vida social que solamente se dedica a utilizar el idioma en su lugar de trabajo. Como somos seres humanos, necesitamos vida social y amigos con los que hablar de muchos y variados temas, y por eso vamos a querer tener una riqueza de vocabulario extensa, con la que nos podremos enfrentar a cualquier situación conversacional prevista o imprevista. Para adquirir vocabulario me puse, también, a leer un libro en polaco, de temática no muy difícil y con ayuda de un diccionario. Estas palabras y frases las memorizaba ayudándome de programas de cartas ("Flashcards") como Anki o Memrise, y luego las practicaba en contextos reales, en conversaciones, y así las podía recordar con más facilidad. Lo suyo es utilizar el idioma en todas las situaciones posibles, lo que se llama una inmersión. El método de la inmersión, estar rodeado del idioma que aprendes, para mi es el más efectivo a la hora de aprender un idioma. No vale de nada ir a clases varias veces por semana, para luego olvidarte de ellas en tu día a día. Lo importante es incoporar esa nueva lengua a tu vida.

Y también no hay que olvidarse de otra cosa. El aprendizaje de un idioma es algo vivo. Uno nunca cesa de aprender nuevas palabras y frases, incluso de su propio idioma. Tampoco hay que olvidarse de no pecar de soberbio. Yo, por ejemplo, soy profesor de inglés, pero soy consciente de que en algunos temas aún soy incapaz de comunicarme. Soy consciente que tengo margen para mejorar. Ser consciente de eso y ser humilde, es esencial para ser un buen estudiante de idiomas. Y hablar y escuchar cada día, nunca detenerse. Si uno no tiene tiempo, con 10 minutos al día de escuchar un simple podcast es suficiente. Leer en voz alta también ayuda. Incluso hablar solo delante de un espejo, si no hay nadie en casa que pueda llamar al manicomio.Todo esto, obviamente, si no uno no puede irse una temporada a practicar el idioma en el pais dónde éste se habla, que es siempre la mejor forma de inmersión.